Canciones Populares de Cantabria CANTABRIA MÍA

Canciones Populares de Cantabria
CANTABRIA MÍA
LETRA:

Cantabria querida yo te canto
con emoción que aprieta mi garganta
y que aflora a mis labios para darte
lo mejor de mi alma.

Tus pintorescas villas marineras
que el Cantábrico baña,
tus playas tan bonitas
y tus costas tan bravas
para tus hijos son
lo más hermoso de España.

Los picachos que brillan en la sierra
con sus cumbres nevadas,
se elevan hacia el cielo
como mi canto a ti, bella Cantabria.

Las ovejas de esquillas apacibles
de tus tierras más altas,
los ríos que saltan como corzos
por entre las cañadas,
con peces que parecen
relámpagos de plata,
y en los prados, como una saya verde,
pacen mansamente
tus rebaños de vacas…

Un paraíso de eterna primavera
abres ante mis ojos que te aman.
Mi corazón te besa tierra mía,
igual que el mar sobre tus playas.

Un paraíso de eterna primavera
abres ante mis ojos que te aman.
Mi corazón té besa tierra mía,
igual que el mar sobre tus playas.

Así eres tú, Cantabria mía

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Empezamos con las leyendas de Cantabria

Cuenta la leyenda, que una anciana se encontró en el monte con un joven, esta le pregunto que de donde era y a hacia donde iba, el joven le contesto que era de Ruente y que se iba a Andalucía en busca de fortuna, a lo que la anciana le contesto, “hay Ruente Ruente allí tengo yo una hija encantada en una fuente, si esa fuente fuera mía, no me iba yo pa Andalucía”.
El mozo no hizo caso de la anciana y siguió su camino hacia Andalucía, allí estuvo un tiempo, pero como no pudo hacer dinero se volvió parra su tierra.
De regreso, se volvió a encontrar en el mismo lugar del monte con la anciana, esta le pregunto, de donde eres sevillano y el contesto de Ruente a lo que la anciana respondió, “hay Ruente Ruente allí tengo yo una hija encantada en una fuente, si esa fuente fuera mia, cuanto oro y plata yo le sacaría”. Esta vez el joven se detuvo y la pregunto que quería decir con esas palabras.
La anciana que era una Anjana, le dijo al muchacho, tienes que ir todas las noches a la fuentona, hasta que consigas ver a mi hija, la Anjana que está allí encantada.
Así lo hizo el mozo y una de esas noches se le apareció la Anjana y le digo “sevillano sevillano si eres hombre leal yo te daré todas las noches una peseta y un real”, pero ha de ser con la condición de que a nadie digas nada .
El joven, fue noche tras noche, haciendo buen caudal con las monedas de la Anjana, pero la gente se daba cuenta de que gastaba mucho y una noche sus amigos le emborracharon para conocer el origen de su fortuna y el les conto la historia.
La noticia corrió por el pueblo y todos acudían a la fuente noche tras noche a ver si conseguían ver a al Anjana y así hacerse ricos
Pero la Anjana no volvió a aparecer nunca más.
Desde entonces y por capricho la Anjana hace que la Fuentona en ocasiones deje de manar el agua.
La Anjana es el hada buena en la mitología cántabra. Es la protectora de las gentes honradas, de los enamorados y de quienes se extravían en el bosque y caminos. Físicamente es pequeña, esbelta, con cabellos largos, túnica, sandalias y báculo. Suele habitar en el bosque, teniendo preferencia por las fuentes y los manantiales.

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LA LEYENDA DE LA ANJANA DE LA FUENTONA DE RUENTE

LA LEYENDA DE LA CUEVA DE LAS BRUJAS

Cuenta la leyenda que de una cueva de Ongayo, cerca de Suances, debidamente llamada “Cueva de las brujas”, se daban cita todas las brujas de la región y de allí salían todos los sábados por la noche las brujas montañesas, después de orinar en las cenizas del hogar y gritando: «¡Sin Dios y sin Santa María, por la chimenea arriba!», parten volando en escobas o transformadas en cárabos rumbo a Cernégula, pueblo de Burgos donde se reunían en aquelarre. alrededor de un espino.
Las brujas allí reunidas rendían culto al diablo, su amo y señor y se untanban con un compuesto a base de hierbas frías, hierba mora, mandrágora y otras hierbas que producen visiones agradables, para ir después de la orgía a bañarse en una charca de agua helada sita en los alrededores de dicho pueblo.
Mientras otras atraviesan las tierras castellanas en un viaje fantástico para amanecer en Sevilla al pie de la Torre del Oro.
Cuando regresan de sus reuniones en Cernégula se reúnen en cónclave en la cueva de Ongayo; en él se exige a todas las brujas cántabras que relaten cuantas maldades hayan cometido durante la semana.
Una copa popular dice referente a esto:
«De la cueva de Ongayo / salió una bruja / con la greña caída / y otra brujuca. / Al llegar a Cernégula / ¡válgame el Cielo! / un diablo cornudo / bailó con ellas. / Por el Redentor, / por Santa María, / con el rabo ardiendo / ¡cómo bailarían…!»

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